• Lluvia de Rosas

1ra estación

Jesús en el monte de los olivos.

Salió y, como de costumbre, fue al monte de los Olivos, y los discípulos le siguieron.
Llegado al lugar les dijo: “Pedid que no caigáis en tentación.”
Y se apartó de ellos rapidamente, y puesto de rodillas oraba
diciendo: “Padre, si quieres, aparta de mí este caliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.”
Entonces, se le apareció un ángel venido del cielo que le confortaba.
Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra.
Levantándose de la oración, vino donde los discípulos y los encontró dormidos por la tristeza;
y les dijo: “¿Cómo es que estáis dormidos? Levantaos y orad para que no caigáis en tentación.”
Lc 22, 39- 46.

De los escritos de Santa Teresita:
“Muchos sirven a Jesús cuando Él los consuela. Pocos aceptan seguir acompañándolo en el jardín de su agonía.
Pero es un gran consuelo pensar que Jesús, el Dios fuerte, conoció nuestras debilidades y tembló ante la visita del amargo cáliz.”

Oración:
Padre santo, tú que consolaste a tu Hijo en Getsemaní, infunde en nosotros tu Espíritu para que podamos consolar a aquellos que viven en medio del dolor o el sufrimiento.

Via Crucis Comentado por Santa Teresita - 1 Estación 

2da estación

Jesús cura al enemigo herido.

Todavía estaba hablando cuando llegó un grupo encabezado por Judas, uno de los Doce. Como se acercara a Jesús para darle un beso,
Jesús le dijo: «Judas, ¿con un beso traicionas al Hijo del Hombre?»
Los que estaban con Jesús vieron lo que iba a pasar y le preguntaron: «Maestro, ¿sacamos la espada?»
Y uno de ellos hirió al servidor del sumo sacerdote cortándole la oreja derecha.
Pero Jesús le dijo: «¡Basta ya!» Y tocando la oreja del hombre, lo sanó.
Jesús se dirigió después a los que habían venido a prenderlo, a los jefes de los sacerdotes y de la policía del Templo y los ancianos de los judíos y les dijo: «Tal vez buscan a un ladrón, y por eso han venido a detenerme con espadas y palos
¿Por qué no me detuvieron cuando día tras día estaba entre ustedes en el Templo? Pero ahora reinan las tinieblas, y es la hora de ustedes.»

Lc 22, 47-53.

De los escritos de Santa Teresita:
“Jesús dame armas para la lucha, yo quiero combatir por tu gloria. Mi espada no es otra que el amor.”

Oración:
Padre bueno, concédenos la gracia de celebrar con fe los misterios de la pasión de tu Hijo Jesús, para que podamos así experimentar la grandeza de tu salvación.

Via Crucis comentado por Santa Teresita - 2 Estación 

3ra estación

Pedro niega a Jesús.

Entonces le prendieron, se lo llevaron y le hicieron entrar en la casa del Sumo Sacerdote; Pedro le iba siguiendo de lejos.
Habían encendido una hoguera en medio del patio y estaban sentados alrededor; Pedro se sentó entre ellos.
Una criada, al verle sentado junto a la lumbre, se le quedó mirando y dijo: “Este también estaba con él.”
Pero él lo negó: “¡Mujer, no le conozco!”
Poco después, otro, viéndole, dijo: “Tú también eres uno de ellos.” Pedro dijo: “Hombre, no lo soy!”
Pasada como una hora, otro aseguraba: “Cierto que éste también estaba con él, pues además es galileo.”
Le dijo Pedro: “¡Hombre, no sé de qué hablas!” Y en aquel momento, estando aún hablando, cantó un gallo, y el Señor se volvió y miró a Pedro, y recordó Pedro las palabras del Señor, cuando le dijo: “Antes que cante hoy el gallo, me habrás negado tres veces.”
Y, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente.
Lc 22, 54- 62.

De los escritos de Santa Teresita:
“Nuestro Señor quería mostrarle a Pedro su debilidad, de tal manera que antes de gobernar toda la Iglesia repleta de pecadores, llegara a experimentar en él mismo lo que puede el hombre sin la ayuda de Dios.
Más adelante dirá: “cuando te hayas convertido a mí, confirma a tus hermanos”. Lo que quiere decir: “persuádelos por su propia experiencia acerca de la debilidad de las fuerzas humanas.”

Oración:
Padre santo, única esperanza de aquellos que, débiles y heridos, caen; tú conoces lo que hay en cada hombre. Nuestra debilidad hace crecer aún más tu perdón y tu amor hacia nosotros. Haz que, a la luz de tu misericordia, reconozcamos nuestros pasos en falso y, salvados por tu amor, podamos proclamar las maravillas que hace tu gracia en cada uno de nosotros.

Via Crucis comentado por Santa Teresita - 3 Estación 

4ta estación

Las autoridades religiosas condenan al hijo de Dios.

Los hombres que le tenían preso se burlaban de él y le golpeaban;
y cubriéndole con un velo le preguntaban: “¡Adivina! ¿Quién es el que te ha pegado?”
Y le insultaban diciéndole otras muchas cosas.
En cuanto se hizo de día, se reunió el Consejo de Ancianos del pueblo, sumos sacerdotes y escribas, le hicieron venir a su Sanedrín
y le dijeron: “Si tú eres el Cristo, dínoslo.” El respondió: “Si os lo digo, no me creeréis.
Si os pregunto, no me responderéis.
Desde ahora, sin embargo, el Hijo del Hombre estará sentado a la derecha del Dios Poderoso.»
Dijeron todos: “Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?” El les dijo: “Vosotros lo decís: Yo soy.”
Dijeron ellos: “¿Qué necesidad tenemos ya de testigos, pues nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca?”
Lc. 22, 63- 71.

De los escritos de Santa Teresita:
“El Verbo de Dios, creador del mundo por su pueblo elegido, a muerte es condenado. El universo entero, que su amor inunda, sólo un espacio en la cruz le ha otorgado. Caifás, Sumo Sacerdote, en el lugar sagrado, la muerte del Redentor ha decretado; y este fue, para el Maestro amado, de sus grandes dolores, el más amargo.”

Oración:
Padre de misericordia, mira con bondad el sufrimiento y el desamparo de tantos inocentes, que aún hoy son condenados injustamente a muerte. Danos valor y fuerza para defender, siempre y en todo momento, la vida de cada ser humano, preciosa a tus ojos.

 

 

5ta estación

Jesús es Rey.

Y levantándose todos ellos, le llevaron ante Pilato.
Comenzaron a acusarle diciendo: “Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo Rey.”
Pilato le preguntó: “¿Eres tú el Rey de los judíos?” El le respondió: “Sí, tú lo dices.”
Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: “Ningún delito encuentro en este hombre.”
Pero ellos insistieron: «Está enseñando por todo el país de los judíos y sublevando al pueblo. Comenzó en Galilea y ha llegado hasta aquí.»
Lc. 23, 1-5.

De los escritos de Santa Teresita:
“Veremos la faz adorable de Jesús en el esplendor de su reino. Sobre las nubes aparecerá llevando el cetro de la cruz.
Jesús: yo te contemplaré con alegría en ese brillante día. Porque te has dignado darme parte en esa cruz tan preciosa, yo espero admirarte en el cielo.”

Oración:
Padre justo, mira con bondad y con ternura a todos los inocentes perseguidos, a los prisioneros que claman justicia en cárceles infames, a aquellos que presienten el fin después de una larga pena inmerecida. Tu presencia misteriosa haga más llevadera su amargura y disipe las tinieblas del dolor. Que no nos acostumbremos nunca, Padre, a ver encadenada la libertad que has concedido a todo hombre y mujer, creados a tu imagen y semejanza.